Hacer un repaso por la hemeroteca es confirmar que a la ministra de Defensa la quieren bien en los medios de comunicación de la derecha que, día sí y día también, dedican toda su artillería pesada contra el Gobierno de coalición y sus dos máximos estandartes: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Margarita Robles (León, 1956), hija de una familia adinerada durante el franquismo, siguió la estela de su padre, abogado, y estudió Derecho. Si bien, consiguió dar un salto más y se hizo magistrada con solamente 25 años, siendo una de las primeras juezas de España.
Más felipista que el propio Felipe González, no en vano fue el felipisimo quien la sacó de la judicatura en 1993 para nombrarla subsecretaria de Estado de Justicia, que supondría el primer paso de una carrera apoteósica dentro de la estructura del Estado. Robles ha sido secretaria de Estado de Interior; vocal del Consejo General del Poder Judicial –a propuesta del PSOE-; ministra de Asuntos Exteriores; portavoz socialista en el Congreso, y, desde junio de 2018, ministra de Defensa.
Considerada una mujer de orden, sus buenas relaciones con los mismos medios que atacan al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, molestan mucho en el seno del Consejo de Ministros. De todos los ministros, es la única que se muestra inflexible a reestructurar gastos de su departamento para dedicarlos a la urgencia social y sanitaria derivada del Covid19.
Mientras que la brunete mediática usa un lenguaje de odio y fake news contra el Gobierno de España, a la ministra Robles le dedican loas de difícil digestión. “La discreta y leal señora Robles” o “la bombera de Sánchez que apaga los incendios de Iglesias y del ministro de Justicia” son sólo algunos de los titulares que le han dedicado a Robles, mientras que a Grande Marlaska lo acusaban de golpista.
Hasta la mismísima Cayetana Álvarez de Toledo, cuyo extremismo y exabruptos verbales molestan incluso a miembros del PP, ha salido en defensa y aplaudido los comentarios de la ministra de Defensa: “Están a un paso de llamar golpista a Margarita Robles”, dijo la diputada del PP durante la crisis que sufrió Marlaska con la cúpula de la Guardia Civil, por el informe falso salido de la Comandancia de Madrid y que supuso el cese de Pérez de los Cobos por falta de confianza. En lugar de salir en defensa de Marlaska, Robles negó comportamientos antidemocráticos en el seno de la Benemérita, cuerpo al que le niega derechos civiles como la sindicación o asociación, como reclaman guardias civiles vinculados al sector renovador y progresista, para lo que sería preciso desmilitarizar la Guardia Civil y asemejarla al estatus de la Policía.
Felipista hasta la médula
A la reacción del secretario provincial del PSE en Guipúzcoa, Eneko Andueza, que a unas declaraciones de Felipe González, en contra del Gobierno de coalición, pidió la expulsión del PSOE del expresidente por estar “muy lejos del partido conceptualmente y como militante”, la ministra Robles se revolvió como gato panza arriba y salió a ensalzar su figura, lo que, por supuesto, le valió también los aplausos y titulares merengados de los medios de comunicación, entre ellos la Cadena Ser, donde la defensa de Felipe González es dogma de fe.
Durante el acoso que ha sufrido el Gobierno de España por parte de la derecha, debido a la manifestación del 8M, que finalmente ha quedado archivada judicialmente pero que como relato ha funcionado para culpar al feminismo de la expansión del contagio del coronavirus, Robles no es que no saliera a defender al movimiento feminista, sino que afirmó, en una entrevista publicada por ‘El País’, que “no he ido nunca a manifestaciones del 8M”.
El pasado conservador de Robles viene de tiempo atrás. Ya en 2010, cuando era miembro del Consejo General del Poder Judicial, fue recusada por el entonces magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, por ser una de los tres vocales que más animadversión mostraron contra el exjuez que investigó el caso Gürtel, finalmente apartado de la carrera judicial a instancias de los cabecillas de la trama corrupta vinculada al Partido Popular. La enemistad de ambos se remonta a la instrucción del ‘Caso Gal’, realizada por Baltasar Garzón, que terminó destapando la existencia de un cuerpo parapolicial en el seno del Gobierno de Felipe González.
En una entrevista de 2017, emitiada en el programa ‘Salvados’ de La Sexta, el comisario Villarejo, actualmente en prisión, afirmó que la ministra Margarita Robles le encargó un informe contra el juez Baltasar Garzón con la intención de “destruirlo”. El propio Baltasar Garzón confirmó la versión de Villarejo y aseguró que él mismo pidió explicaciones a Robles por el informe Véritas, aunque ésta nunca se las dio.
Actualmente, la ministra Robles permanece como verso suelto dentro del Gobierno de coalición, después de su destitución como ministra-portavoz, cargo que ejerció en la breve legislatura tras la moción de censura, por falta de sintonía con Pedro Sánchez y su “escaso rendimiento”, según fuentes de Moncloa.
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