“En España, de cada diez militares, nueve son fascistas…”

 


Tomarse a broma que te quieran fusilar es la única terapia al alcance de la mayor parte de esos veintiséis millones de personas a los que unos cobardes tuercebotas, que han estado viviendo del momio durante años, para seguir viviendo con privilegios y prebendas de una jubilación más que generosa, quieren quitarles la vida porque no votan conforme al gusto de sus intereses.

Muchas bromas en las redes y poca seriedad desde el gobierno se ha tenido con este suceso. Claro que poco podemos esperar de una ministra que ratificó la expulsión del cabo Antonio Santos Soto por firmar un manifiesto en el que se calificaba a Franco como dictador y genocida, se opuso al reingreso en las Fuerzas Armadas del teniente Luis Gonzalo Segura y que recientemente ha eliminado el recorte del 20 % de las retribuciones en el salario a los militares que pasan a la reserva con 63 años. Una ministra que jamás ha movido un solo dedo contra las constantes salidas de tono de algunos militares y que ante la barbaridad de que exista un chat con 73 militares queriendo asesinar al 60 % de los conciudadanos, despreciando al Presidente del Gobierno,al que llamaban «miserable» y al Vicepresidente al que nombraban como «el Coletas hijo de puta», reclamando al rey un golpe de estado, lo único que se le ocurre decir es que las Fuerzas Armadas han prestado un servicio extraordinario al país (el mismo argumento que tienen con el Borbón).

El teniente Segura, fue expulsado del ejército por sacar a la luz la corrupción existente en el sistema militar español, los abusos, los acosos y las prebendas anacrónicas. Algo que los que hicimos en su día la mili, podríamos contar con pelos y señales. Pero en este país de miserables, en lugar de ser recompensado, como se debiera a quién denuncia la corrupción, fue expulsado del ejército. Como en otras instituciones de esta pseudodemocracia, en la milicia, Franco sigue vivito y coleando. Aún recuerdo aquellas palabras de la excomandante Zaida Cantero militar que sufrió en sus propias carnes el acoso (hoy diputada en el Congreso por el PSOE) en las que decía que “Familias del franquismo se perpetúan en la cúpula militar” y denunciaba en esta entrevista acosos como el sufrido por la soldado Cristina Muñoz a la que le dijeron que tenía más futuro como actriz porno que como soldado o a la canaria Elisa Romero, a la que consideraban “muy fogosa” y querer irse a su tierra a follar como conejos. Hoy, esta misma, calla ante las amenazas fascistas.

Pero con todo, ni estos 75 cobardes, ni los otros 217 que advierten del “deterioro de la democracia” (traducido del liberal-fascista al castellano «deteriorar la democracia» es “advertir de que no ganan los nuestros y eso es arriesgado para nosotros), son un peligro real porque ya sabemos que en este nuevo orden mundial, los cambios contrademocráticos de gobierno ya no se hacen con militares asaltando moncloas o congresos de diputados, sino a través de los jueces afinadoresEs mucho más preocupante el odio constante y diario que rezuman los señoritos zafios como Carlos Herrera, o los maléficos dictadorzuelos como Jiménez los Santos (que pasó del troskismo a la extrema derecha) que todos los días siembran en sus micrófonos. Y no lo es menos los deformativos televisivos de RTVE, dónde un ruin como Enric Hernández sesga diariamente la información para incrustar en el cerebro de los televidentes que tanto Sánchez como Iglesias son un peligro para EspañaLo mismo que la brigada cuñairense que trabaja en A3 media, dónde desde los manipuladores profesionales como Vallés hasta los babosos inútilesexistencialistas como Pablo Motos pasando por el lugarteniente del viudo con gafas, Ferreras, están enviando mensajes de peligrosidad de la parte del gobierno que está bajo el mando de Iglesias y normalizando el discurso fascista todos y cada uno de los días en sus infames programas.

Son mucho más preocupantes que esos militares parásitos, los 3.656.979 votantes del partido del vago del moco verde así como una gran parte de esos 5.047.040 ciudadanos que a pesar de la corrupción, del empobrecimiento general de los españoles, de la denigración social y de las condiciones de trabajo, de la Caja B, de los papeles de Bárcenas, de los 120.000 millones y de los más de mil casos de corrupción apostaron por el mal estudiante Casado. Y lo son porque quizás, llegado el caso, algunos de ellos no serían capaces no solo de fusilar a nadie sino que probablemente (sobre todo en los de grupo del charlatán ignorante y la independentista Abuso) podrían llegar a jugarse el tipo defendiendo a los que van a fusilar. Pero no duden, que, como ya pasó con el golpe del estado del 36, muchos otros no dudarían en denunciar falsamente a sus vecinos con el fin de ajustar cuentas o de quedarse con lo que no es suyo.

Porque, en eso, en quedarse con lo que no es suyo está el quid de toda esta cuestión. Todos estos odiadores congénitos hablan de su España. Y son tan pérfidos, tan arrogantes y tan codiciosos que no están dispuestos a compartir con los que que no sean leales a sus pajas mentales ni siquiera  aquello que tienen en propiedad los “antiespañoles”. Su planteamiento es tan miserable que están dispuestos a fusilar a 26 millones de españoles cuando, haciendo una simple resta, ni siquiera son mayoría ya que “ellos” serían unos 20 millones. Son los mismos que les dicen a los Catalanes que se vayan de sus casas y de su tierra porque no les perteneceLos mismos que creen que los migrantes son una lacra pero no dudan en contratarlos sin papeles y sin contrato para aprovecharse de ellos.

Nada tiene lógica. O sí la tiene, pero no quieren mostrarla. Su hilo existencial se intuye cuando les oyes hablar del deterioro de España, de que, como decía la independentista “Death y Abuso” «Somos la única nación de Occidente que sienta en el Gobierno a extremistas y grupos que vienen a destruir España». Las medidas que este gobierno, si de verdad fuera de izquierdas, debería tomar urgentemente son las que dejarían a esta gente sin su modus vivendi de los últimos cuatrocientos años. De ahí su inquina. De ahí su necesidad de fusilar a quién no esté de acuerdo como ya hicieron desde el 36 hasta el 70 (en el proceso de Burgos del que ahora se cumplen 50 años). Si uno simplemente se para a pensar en las consecuencias que tendrían medidas como el impedir los desahucios cuando lees noticias como esta en la que el “banco amigo” aprovecha la quiebra y la burocracia para quedarse con un edificio y echar a la calle a sus 94 vecinos, te das cuenta el porqué hablan de extremismo.

O lo que supone para esos empresarios tramposos que un trabajador tenga garantizados alrededor de 500 € al mes, a través de la RAI, por no tener trabajo, cuando les están ofreciendo 600 por trabajar doce horas. Cuando lees que un líder de la patronal agraria amenaza a la Ministra Yolanda Díaz (UP) con acciones violentas por las inspecciones de trabajo que pretenden desmontar la explotación laboral, cuando por fin se publica en el BOE la ley sobre el Impuesto de Transacciones Financieras (conocido como tasa Google o Tobin), cuando el Congreso de los Diputados aprueba los presupuestos con el respaldo de 189 diputados (14 más de los necesarios para la mayoría absoluta) con un gasto social de 239.765 millones de euros, cuando el laboratorio fascista del PP, ve peligrar el DUMPING fiscal y con él su gran negocio como partido político, te queda claro que el hilo existencial de estos salvapatrias de pacotilla es evitar a toda costa que la posibilidad de su ruina exista aunque esta sea mínima.

Cuando lees que «Juan Carlos I intenta evitar la investigación judicial de las tarjetas opacas pagando ahora a Hacienda», te das cuenta del porqué su hijo, Felipe VI no ha dicho ni esta boca es mía sobre los 75 dementes que quieren fusilar a «26 millones de hijos de puta» cuando le faltó tiempo para meterse en el avispero del 1O en Cataluña.

Llevan razón cuando dicen que queremos destruir España. Queremos que esa España de catetos, correveidiles, amorfos culturales, dementes ideológicos, garrulos chovinistas, esa España machista, casposa, cínica y mentirosa de misa de 12 y jueves de querida y puticlub, esa España tramposa, prepotente, impune, intolerante y caciquil dejen de existir. No nos oponemos a que vayan al lupanar. Lo que nos oponemos es a que, mientras ellos lo hacen a escondidas y sin castigo, se lo intenten prohibir a los demás. No nos oponemos a que vayan a misa. Lo que no queremos es tener que asistir obligatoriamente a ella o que a nuestros hijos se les inculque obligatoriamente su ideología en el colegio. Si quieren curas en los colegios, que lo hagan de forma privada, fuera de la red estatal de la educación y, por supuesto, que los paguen ellos. No nos oponemos a que Franco siga vivo. Lo que no queremos es que lo esté para todos obligatoriamente en las sentencias cuando no son tratados con igualdad a los que ellos llaman patriotas que a quiénes definen como enemigos de la patriaQue la policía no te pueda detener y multar por llevar una bandera republicana, o por una mirada, mientras se dan abrazos con los fascistas. No nos oponemos a que vivan en esta España, lo que no queremos es que nos lo limiten a los demás y sobre todo, lo que queremos es que ya que son más patriotas que nadie, contribuyan al sostenimiento del estado como los demás y no llevándose la pasta a Suiza, a Panamá o la las Islas Vírgenes.

Algunos tenemos muy claro que este estado monárquico surgido de la demencia de un general cobarde y aprovechado, jamás nos va a considerar como españoles. Si no contribuyen porque tienen el parné en Suiza, si quieren fusilar a 26 millones de compatriotas que somos mayoría, si no les gusta la Constitución porque no la cumplen, quizá sean ellos quiénes deben irse.

Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.

“En España, de cada diez cabezas, 

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